Nada Facil
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Somos todos soñadores, vivimos un poco acá y un poco allá – allá dónde? Sabrá usted más que yo. Por mi naturaleza introvertida, sueño despierto más de lo normal, hasta tal vez más de lo recomendado. Hay una película -mal por cierto- de Ben Stiller que se llama de “The Secret Life of Walter Smitty”, bueno así es mi vida básicamente, una entrada y salida de sueño a realidad, y de realidad a sueño.

Hay ciertas ventajas y desventajas de soñar despierto; dentro de las ventajas está el hecho de que se impulsa la creatividad, se tienen destellos de sabiduría y en muchos casos encontramos la solución a problemas. Todo de maravilla, pero viene con un precio. 

En mi caso por lo menos el soñar despierto es sumamente involuntario; puede ocurrir en cualquier momento y sin previo aviso. Me pueden estar hablando, puedo estar caminando en la calle, escribiendo una entrada en el blog etc. Las consecuencias, entonces, van desde que pongo cero atención a lo que me están diciendo (esto lleva a una serie de improvisaciones por parte mia que dan para escribir un libro); hablo solo en la calle mientras gestículo como italiano mal geniado; a que no me rinde un carajo cuando escribo. En resumen quedas como un mal educado loco improductivo. En palabras de John Lennon, “puedes de cir que soy un mal educado loco improductivo, pero no soy el único.”- algo dice dijo.

Ver a una Mujer Nadando

La tarea en Burbujas de filosofía el día de hoy es, ver a una mujer en la piscina. Está nadando crol, espalda, braza o mariposa. Se ve rara con las gafas y el gorro. Tiene 20, 30 o 40 años. Te mira, la miras, las miradas se cruzan y rebotan, o no? Hay algo ahí que no sabias que existía. La puedes ver desde el borde, la superficie o debajo del agua. Es la misma mujer, o cambia. Puede cambiar, los nadadores no somos los mismos siempre, nos transformamos dependiendo del estilo. Cómo será su cara cuando se quite las gafas, cómo serásin el gorro? Será que la podré reconocer una ves se cambie y deje su traje de nadador en el vestier? No sabes nada de ella, y ella mucho menos de ti.

Pero eso no impide que inventes una historia. Hace frio afuera y seguramente va querer un café. La invitas. Se encuentran a la salida, ella oliendo a rinse con producto para el friz, más la crema de chocolate para que no se le caiga el pelo, la loción para la resequedad, el perfume para no oler a cloro, y demás cosas que no reconoces, pero que huelen muy bien; y tu con las gafas marcadas alrededor de los ojos, y muy bien peinado, eso si, vas muy bien peinado. Ella pide un capuccino y tu un americano. Se sientas, se rien y prometen repetir la experiencia en otra ocasión. Por otro lado puede no pasar nada.

Te mira, la miras, o ni te mira. Puede ser la mejor historia de amor jamás contada, o una tragedia griega donde todos acaban muertos. Lo imposible está ahí. Ella lo sabe y tu los sabes, así como se saben las cosas imposibles.

Esto fue escrito por un hombre, así que las mujeres pueden hacer el mismo ejercicio con un hombre, o no? Llegaste a borde, acabaste la serie, no ha pasado nada. Hasta la próxima.

*Nuevamente este es un ejercicio adaptado del libro de Roger-PolDroit “101 Experiencias de filosofia cotidiana.” Como dato curioso fue mi regalo de navidad de mi para mi.

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